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Renunció a Telefe, trabajó en pijama, fue amenazado y lloró por no ir a la guerra: “No creo en la suerte”

En su cuenta de Instagram, Nacho Girón propone una máxima: “Cuidado con lo que soñás, que con esfuerzo se hace realidad”. Ese parece ser el lema que guía la carrera de este periodista cuya...

En su cuenta de Instagram, Nacho Girón propone una máxima: “Cuidado con lo que soñás, que con esfuerzo se hace realidad”. Ese parece ser el lema que guía la carrera de este periodista cuya cara se hizo muy conocida cuando le tocó estar, durante años, al frente de Staff de Noticias, el noticiero de cierre de la programación de Telefe.

Lideraba el rating de su horario con comodidad y su nombre estaba muy asociado al canal líder. Sin embargo, decidió patear el tablero. Hoy, el periodista es el responsable de la segunda mañana de CNN Radio y tiene su espacio en las tardes de la señal televisiva CNN en Español para toda Iberoamérica. Además, es columnista de Vuelta y media, el espacio radial de Sebastián Wainraich en Urbana Play y tiene su propia productora. Si a eso se le suma la publicación de libros -como fue el suceso editorial La salada, radiografía de la feria más polémica de Latinoamérica (Planeta)-, poco tiempo le queda a este joven comunicador nacido en Caballito y que hoy vive en pareja haciendo malabares para no desatender su vida personal.

Para cumplir con todo, es tan organizado que su agenda se divide en tres colores: verde más oscuro para remarcar las cuestiones de trabajo, verde claro para apuntar los compromisos personales y el rosa indica los temas compartidos con su pareja.

-Entonces, ¿hay que cuidarse de lo que se sueña?

-Siempre sentí que, con esfuerzo, se llega.

-¿A qué llamás “esfuerzo”?

-No hablo de faltar a una reunión con amigos o a un cumpleaños, ni siquiera a tener días de doce horas de trabajo; me refiero a tomarse la profesión con la rigurosidad de un deportista que entrena para jugar en Primera. Siempre me entrené para eso, convencido de que, antes, debía pasar y ejercer todos los roles, del más chico al más grande, entendiendo toda la cadena que lleva a un periodista a llegar al aire.

Girón reconoce que sus referentes están en “la desfachatez del primer Jorge Lanata“ y en el “Mario Pergolini del programa ¿Cuál es? de la radio Rock & Pop” con el que creció. Arrancó muy chico, eso sí: “Formalmente me inicié a los 17 años, pero a los 13 ya participaba en transmisiones en Radio Panda y, a los 14, hacía una revista que les vendía a mis familiares. Siento que nací periodista”. Lo lleva en la sangre y habla con tanta pasión que no hay otra opción que creerle. “Los sueños van llegando, ya me pasó”, insiste. A los 37 años, siente que logró mucho de todo aquello que anhelaba cuando era un adolescente con la vocación ya definida.

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“Siempre me gustaron los roles en los medios de comunicación grandes, con mucha exigencia, por eso siento que uno se tiene que mover como un deportista de elite que quiere llegar a una olimpíada”.

-Eso implica desde formación hasta sacrificios.

-Desde ya, hay que estudiar permanentemente y saber lo más posible dentro del área en la que uno se mueva; corregirte y aprender de las equivocaciones. Siempre escucho mis programas con bisturí fino para poder superarme.

-¿Tanta exigencia no es nociva en términos emocionales?

-Si me mandé una macana, no me doy con un látigo, pero sí soy muy metódico y trato de modificarme. Se trata de honrar la profesión.

Caiga quien caiga

-¿Es cierto que te postulaste para notero de CQC?

-Sí, me avisaron que se abría un casting público para ocupar ese rol, ya que se iba uno de los noteros del programa. Conocedor del oficio, pensé que si mandaba sólo un mail con mis datos iba a ser uno más.

-¿Cómo hiciste para sobresalir?

-Recuerdo que estaba tomada la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, así que me tomé el colectivo 132 en pijama y le pedí a un amigo que me grabara. Hacía de cuenta que me iba a dormir con los chicos que estaban tomando la facultad. Generé una nota al estilo CQC y se la mandé a los productores.

-¿Cómo te fue?

-Me llamaron para concursar, pero quedé segundo entre varios postulantes. El rumor era que yo ganaba, pero no fue así. Tuvo tanta trascendencia eso que luego me convocaron de tres trabajos distintos.

Café en el cordón

Estuvo una década ocupando un lugar destacado en Telefe y, lejos de naturalizar el logro, un curioso ritual lo acompañó consecuentemente: “Cada tanto salía a la calle, me sentaba en la vereda de enfrente a tomar un cafecito y miraba el logo del canal. Me decía: ´soñé estar acá, hay mucha gente que mataría por ocupar este lugar; voy al aire en quince minutos. Por honor a todos ellos, que quizás nunca lleguen, tengo que hacer un noticiero perfecto´”.

-¿Hacías eso?

-Sí, claro. Incluso, cuando había tenido un día malo -y llegaban las siete de la tarde y protestaba pensando que terminaría mi jornada recién a las dos de la mañana- volvía sobre mí, cruzaba la calle y me volvía a sentar en el cordón. Me preguntaba qué le diría el pibe de 17 años al Nacho Girón de hoy…

-¿Sos de golpear puertas?

-Toda la vida lo hice y lo seguiré haciendo. Si me pongo a pensar, creo que nunca me ofrecieron un trabajo, siempre me lo busqué. Pocas veces me sonó el teléfono y encontré el laburo de manera fácil. Siempre fue remando y eso me parece sano.

-¿Así ingresaste a Telefe?

-Envié millones de currículums y entrevistas que había hecho a figuras de Telefe, me mostré sabiendo lo que podía dar. Lo de CNN Radio lo armé yo. Cuando supe que se estaba armando, busqué a las autoridades y les mandé mis materiales.

A pura vocación, esfuerzo y sueños también llegó a la señal televisiva CNN en Español, primero cubriendo un bache generado durante la pandemia y, cuando estaba terminando ese período y debía abandonar el rol, quienes manejaban la grilla del canal le pidieron que se quedara para hacer un programa propio. “Soy el primer periodista de mi familia, así que ingresé al medio desde muy abajo”, reconoce.

-Golpeaste puertas, ¿fueron muchas las que no se abrieron?

-Soy bueno insistiendo.

A los veinte años, Girón golpeó una de estas tantas puertas, pero hubo una que no se abrió. Un productor lo destrató y le dijo: “Pibe, hacer aire no es para cualquiera”. Sin más, lo anuló. Cuando Girón ya era un profesional reconocido, se volvió a cruzar con ese productor, quien le reconoció el esfuerzo y le terminó dando trabajo.

-El concepto “meritrocacia” encierra una trampa para millones de personas con necesidades básicas insatisfechas e imposibilidades de superación, pero también la idea de “esfuerzo” está devaluada en nuestro país, con lo cual tu mensaje en torno a la construcción de una carrera es muy interesante.

-En el canal, te diría que, desde mis compañeros que hacen la limpieza hasta los gerentes con roles internacionales, apuestan por el esfuerzo; pero la crisis nos llevó a que se tengan que tener varios trabajos para poder sobrevivir.

Fue periodista especializado en el mundo del rock -donde la paga eran los tickets para ingresar a los conciertos- y luego mutó a coberturas de índole social que lo llevaron a recorrer todo el país, perfil que lo hizo entrar a Telefe. Hoy, la política es el núcleo de su trabajo en la comunicación. “Somos personas ordinarias con un trabajo extraordinario”, define al trabajo del periodista, tomando prestada una frase que alguna vez le dijeron y de la que se apropió.

-Está claro todo lo que tu carrera te dio, ¿qué te quitó?

-Indudablemente me ha robado tiempo personal de esparcimiento, momentos con mi familia y mis amigos.

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Frustración

-¿Algún dolor profesional?

-Siempre me gustó cubrir conflictos bélicos. He estado en la Franja de Gaza y había sido designado para cubrir la guerra en Ucrania para Telefe, pero no se dio.

-¿Por qué?

-Cuando estaba en el vehículo que me llevaba al aeropuerto, llegó el resultado de mi PCR de Covid que certificaba que era positivo asintomático, con lo cual me tuve que quedar en Buenos Aires. Lo sufrí mucho, porque si algo me gusta es estar en los campos de batalla. Estaba tan triste que me quedé llorando en una calle. La gente pasaba y me miraba.

-¿Quién te reemplazó?

-Viajó Guillermo Panizza, quien hizo una excelente cobertura.

Luego de eso Girón cubrió la Cumbre de las Américas en Estados Unidos, donde entrevistó al presidente Alberto Fernández. “Fue una nota que rebotó un montón”. Aquello lo sintió como una suerte de revancha y, volviendo a su eje conceptual, considera: “Como al deportista de elite, a veces te golean y otras te sale bien”.

Portazo

-¿Por qué te fuiste de Telefe?

-Aún hoy, Telefe es mi casa, pero sentía que era una etapa cumplida. Fueron diez años de trabajo, con seis al frente de un noticiero. Sabía que me podría haber jubilado allí, pero, por respeto al lugar que me albergó -y no descarto algún día volver- tenía que ser honesto conmigo mismo y hacer lo que tenía ganas de hacer, que estaba vinculado al periodismo de actualidad política. A veces te tenés que ir para poder armar una voz propia y luego volver más fortalecido. Eso sólo se hace tomando riesgos.

-¿Cuánto te llevó tomar la decisión?

-Un año y seis meses de psicóloga y de reflexiones con mis jefes, a quienes les expliqué qué sentía y que sólo el que toma riesgos, gana.

Generoso, y volviendo a la analogía del deporte de elite, considera que Roberto Mayo -responsable máximo de los noticieros de Telefe- fue “el director técnico de los últimos años” de su carrera, “un hombre que trabaja más horas de las que tiene el día y quien me aconsejó que hay momentos para estar en la línea de fuego y otros para focalizarse en algo puntual”, agrega.

-¿Cómo le comunicaste la renuncia a quien era tu jefe?

-No fui con la decisión tomada, sino que le planteé a Roberto Mayo lo que se me pasaba por la cabeza. Él, metódico como yo, tomó una hoja y dibujó los diversos escenarios posibles dentro y fuera del canal. Sentí que no me empujó a una decisión, sino que fue una guía. Empatizó con mis necesidades de crecimiento.

-Finalmente, la decisión fue irte.

-Soy racional abierto a la trascendencia y muy estomacal.

-¿Estomacal?

-Confío en lo que dice mi estómago, así que, recuerdo que volví de vacaciones y me decidí a renunciar.

El 30 de diciembre del año pasado fue su última salida al aire en Staff de Noticias. “Cuando terminó, me desplomé y me lloré todo”.

En 2008, también había renunciado a la producción de Argentinos por su nombre, ciclo conducido por Andy Kusnetzoff. “Tenía 22 años y me empezó a pasar que no podía entender cómo era que trabajaba tantas horas por día y luego el mérito se lo llevaba otra persona que hacía cámara. Entonces, le dije a Andy que no era feliz haciendo lo que hacía y que tenía el deseo de salir al aire, ante lo cual me dijo que había que probar y, junto con Mariano Chihade, me dieron la oportunidad”.

-¿Te gusta la fama?

-No.

-No es una pregunta con finalidad de juzgar.

-No soy una persona que no puede caminar por la calle, pero, cuando fue lo del certamen para cronista de CQC me reconocían en todos lados, ahí me di cuenta que algo de ser famoso estaba mal.

-¿Por qué?

-Una vez, en un boliche, me vino a hablar la mujer más linda que estaba allí. Me encaró ella, algo que no podía ser.

-¿Qué tiene de particular eso?

-La mujer más linda no me podía encarar a mí, sólo era porque yo estaba en televisión. La fama es un chiste. Ni me agrando cuando me elogian ni me amargo cuando me putean.

-¿Seguís yendo a terapia?

-Sí, con la misma psicóloga de siempre.

Vida privada

Convive con su novia y aún no tiene hijos. “Ella es productora de CNN en Español, trabaja con Ernesto Tenembaum y María O´Donnell. Compartimos la locura y la pasión por este trabajo”.

-¿Piensan en ser padres?

-Acercándose a los cuarenta años, uno piensa en eso de manera más firme.

-¿Cuántas horas por día dormís?

-Un montón…

-¿Cuántas?

-Seis.

-No es tanto.

-Durante muchos años sobreviví durmiendo cuatro horas y, cuando conducía la trasnoche de Telefe y, simultáneamente, hacía la mañana de CNN en Español en dúplex con CNN Radio, sólo dormía dos horas.

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-¿Qué dolor te marcó especialmente?

-La pérdida de mis abuelos fue muy dura, ya que ellos me han criado a la par de mis padres. Sólo me queda el papá de mi papá. Con esas partidas, algo mío también murió. Mis abuelos me compraban aquella primera revista que yo hacía cuando era chico.

Su padre trabaja en la banca internacional de un banco importante y su madre es antropóloga. “Son mis primeros fans, no puedo decir nada al aire sin que, al segundo, me llegue un mensaje de ellos”.

Método y amenaza

Reconoce que estudia mucho y que se obsesiona con algunas cuestiones, como con conocer de memoria las listas completas que compiten en las elecciones. “Me sé de memoria hasta las listas de los partidos más chicos de la Argentina”.

Es Licenciado en Comunicación Periodística, recibido en la Universidad Católica Argentina y admite: “Hice miles de cursos y seguramente estudie Ciencias Políticas de manera formal; leo mucho todo el tiempo, soy muy bueno en lo metódico”.

-¿Qué te proporciona el método?

-El método y el sacrificio hacen al éxito. Tengo mi pantalla con trescientas pestañas abiertas, si me das un dato ahora, ya mismo lo agrego a uno de mis documentos, me parece que es la forma.

Otra de sus fórmulas es reunirse con sus fuentes informativas. Tres veces por semana se encarga de sus “off políticos”.

-Contame ese método.

-Voy en busca de datos que puedan hacer una diferencia informativa.

-¿Llamás por teléfono?

-No, voy a ver a la gente personalmente. Tres veces por semana voy a la Casa Rosada, al Ministerio de Economía o a un bunker de campaña. Es un trabajo que se tiene que hacer en persona. Hay que ir y “rosquear”.

En plan de recordar anécdotas, se acuerda de la vez que le había ido muy mal en el edificio de la cartera económica, donde le habían respondido obviedades, hasta que logró su cometido de manera imprevista: “Haciendo pis en el baño del ministerio, me crucé con un funcionario que me tiró un dato que fue una bomba y lo usufructué en mis programas durante una semana seguida”.

-¿Te acordás cuál fue esa primicia?

-Sí, un paquete de medidas que estaba por lanzar Sergio Massa.

Girón reconoce que tiene relación con todos los políticos importantes del país, “salvo con Cristina Kirchner”.

-¿Cómo contactás con ella?

-Cristina (Kirchner) está blindada y habla con muy poca gente, entonces aprendí a tener contacto con su equipo. Le reviso la agenda todas las semanas y hablo con la gente con la que se reúne para saber qué está pasando por su cabeza.

-¿Tenés relación con Javier Milei?

-Sí, chateo con todos, pero la mejor información sale de los equipos técnicos de los candidatos y no de ellos mismos. Es mejor ir por las colectoras para buscar datos fehacientes. Por eso, no hablo con menos de treinta fuentes por día.

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-Cuando investigaste e hiciste el trabajo de campo para tu libro sobre la feria de La Salada, ¿sufriste amenazas?

-Sí. Cuando se enteraron que había pedido los datos de los dueños del lugar en la Inspección General de Justicia no gustó. Me agarraron dos desconocidos en un pasaje del lugar, al que iba sin seguridad y me dijeron: “No jodas más porque no la vas a contar”. No me dio miedo, pero aprendí a cuidarme un poco más y a no estar a la madrugada solo en un callejón de Lomas de Zamora.

-¿Cuál es tu sueño?

-Ser un periodista respetado por su honestidad intelectual e influyente. Mi honestidad está en hablar con todos los espacios. En la radio la tuve a Gabriela Cerruti y al día siguiente vino Luis Petri. Me iría mejor si hiciera grieta, rebotaría en dos minutos, pero prefiero un crecimiento constante y en equilibrio. Por hablar con todos no se es tibio.

Nacho Girón acaba de terminar su café en el bar al que suele ir en el límite entre Chacarita y Colegias. “No creo en la suerte”, dice antes de partir.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/renuncio-a-telefe-trabajo-en-pijama-fue-amenazado-y-lloro-por-no-ir-a-la-guerra-no-creo-en-la-suerte-nid10112023/

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