Generales Escuchar artículo

Reseña: Fragmentos de nubes, de Akiko Yosano

A pesar de ser una mujer pacifista, la poeta japonesa Akiko Yosano (Sakai, 1878-1942) libró una serie de batallas –culturales, sobre todo– a lo largo de su agitada vida. Enmarañada de desazó...

A pesar de ser una mujer pacifista, la poeta japonesa Akiko Yosano (Sakai, 1878-1942) libró una serie de batallas –culturales, sobre todo– a lo largo de su agitada vida. Enmarañada de desazón desde su nacimiento (su padre deseaba, claro, un varón) encontró en la literatura la libertad que la sociedad japonesa le privaba a la mujer. Lectora de poesía occidental, Yosano se atrevió, por momentos con sutileza, por momentos con explícito brío, a confrontar con el imaginario conservador de la cultura en la que nació y que la vio morir como la poeta más célebre y discutida de la nación.

El ejemplo emblemático al respecto se encuentra en “No te mueras”, el poema que publicó en 1904 a propósito de su hermano menor, que servía en el Ejército Imperial en la guerra ruso-japonesa. Ruego poético para que abandone el frente de batalla y que roza el escándalo (y el delito) al hacer referencia al Emperador que, desde luego, movía los peones estando fuera del tablero. “No te mueras. / Su Majestad el Emperador no sale / él mismo al campo de batalla. / No creo que asegure / con su corazón noble / que es honor de una persona / derramar la sangre de otros / y morir como una bestia”.

Fragmentos de nubes consta de 71 poemas traducidos por primera vez al castellano. Más allá de la celebración de la naturaleza y, sobre todo, de las flores, una pátina de tristeza y soledad tiñe esta voz poética capaz de hallar en el movimiento del césped la incertidumbre que anida en el alma humana: “Qué es de la hierba / cuando se acerca soplando el viento. / En la oscilación de su corazón / lo desconoce el ser humano. /Algo bueno, algo malo, no lo sé, / las personas simplemente oscilan” (“Hierbas y personas”); capaz de hallar en el reino animal y vegetal una homologación, tan cultural como psíquica, con la repetición cotidianas: “Por sus propias raíces se atan / todos los árboles al suelo. / Aunque vuelen los pájaros por la mañana, / al caer la noche, vuelven a sus nidos. / Lo mismo ocurre con el ser humano, / aunque tenga un alma libre / en la misma región, en el mismo pueblo, en la misma casa, / en la misma cama se despierta y vuelve a acostarse” (“Restricciones”).

La mirada poética de Yosano, aguda en rescatar el pálpito límpido que articula la coloratura de un atardecer y la majestuosidad de los montes con aquello que resuena, atávico, en la condición humana, logra posarse simultáneamente en la lucha feminista. “Se acerca al fuego y muere El instinto de un tonto insecto. / ¿Hace cuántas decenas de miles de años / repiten esa prueba ardiente? / La polilla y la mujer humana” (“Polilla”).

Yosano cursó su adultez como madre atravesada de penurias económicas y sentimentales: su marido, el profesor Tekkan, le fue sistemáticamente infiel y poco colaboró con la manutención familiar. Carga pesada –la de su vida marital, la de las restricciones de género– que, no obstante, llevó con coraje, y de la que supo cincelar, con delicadeza y beligerancia, un poético nombre propio.

Fragmentos de nubes

Por Akiko Yosano

También El Caracol. Trad.: Masako Kano y Mariana Alonso

216 páginas, $ 10.300

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/resena-fragmentos-de-nubes-de-akiko-yosano-nid09122023/

Comentarios
Volver arriba