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Reseña: La hermosa habitación está vacía, de Edmund White

Por obscenos, lisérgicos o teatrales que resulten, los sueños suelen interesan únicamente al soñador. Probablemente algo semejante ocurra con la experiencia personal, a menos que uno sea dueño...

Por obscenos, lisérgicos o teatrales que resulten, los sueños suelen interesan únicamente al soñador. Probablemente algo semejante ocurra con la experiencia personal, a menos que uno sea dueño –antes que de la vida– del talento de Edmund White (Cincinnati, 1940), escritor estadounidense del que se acaba de publicar La hermosa habitación está vacía, segunda parte de su trilogía autobiográfica.

En 2021, se había dado a conocer Historia de un chico, la primera de las novelas biográficas de este jovenzuelo que descubre poco a poco su deseo homoerótico y el estigma que conlleva esa orientación sexual para el conservador midwest estadounidense, allá por los años 50. Continuación de aquella, la novela sigue a nuestro héroe innominado por su continuo aprendizaje adolescente.

En el caso del narrador de White el nervio identitario se retuerce no solo frente a los obstáculos –más o menos comunes– que enfrenta todo héroe de novela de aprendizaje al ingresar en el mundo adulto. A él lo espera, a su vez, con el paso del internado a la universidad, la cruel fricción con las normas culturales ligadas a las expectativas varoniles: el descubrimiento de su homosexualidad configura, gradualmente, la conflictuada psiquis de este protagonista ávido de aceptación. Es que por aquella época, afirma el narrador, “había poco consumo de cultura y nada de disenso: ni en la apariencia, ni en las creencias ni en las conductas . Los tres crímenes más atroces conocidos por la humanidad eran el comunismo, la adicción a la heroína y la homosexualidad”.

Ser descubierto –como si su condición gay fuese, en efecto, la de un delincuente– supondría, para aquel joven de 17 años, una excomunión. El estigma social conduce a los encuentros clandestinos en baños públicos, y el ocultamiento trae consigo el sinsabor de la culpa cara a lo prohibitivo. Mientras que su padre quiere arrebatarle con trabajos manuales el “maricón” que lo pervierte por dentro, su psiquiatra, el empastillado doctor O’Reilly, pretende curarlo de esta “enfermedad”: si su deseo lo conduce a los hombres, es al deseo al que hay que aniquilar. Gracias al encuentro con ciertos amigos bohemios y “reinas” extrovertidas, la confianza del protagonista se sedimentará paulatinamente y le permitirá experimentar la frescura de unas tímidas brisas de libertad.

White escribe con solvencia y engalana su prosa, aquí, allá, con pinceladas exquisitas. Al igual que en Historia de un chico, trabaja la memoria como una narración que recala en un puñado de personajes vigorosos, elaborada desde la serenidad que otorga la omnisciencia adulta, y delineando, de la incierta adolescencia, el delicado, carnal y espinoso material de la literatura.

La hermosa habitación está vacía

Por Edmund White

Blatt&Ríos. Trad.: Mariano López Seoane

280 páginas, $6900

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/ideas/resena-la-hermosa-habitacion-esta-vacia-de-edmund-white-nid08072023/

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