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Seborga, el pueblo italiano que se proclama independiente y tiene princesa, bandera y moneda propia

Cuando se viaja hacia el norte por una tranquila y sinuosa ruta italiana de Liguria, el turista debutante en la zona frena ante la sorpresa, toma su cámara de fotos y desciende del vehículo. ¿Qu...

Cuando se viaja hacia el norte por una tranquila y sinuosa ruta italiana de Liguria, el turista debutante en la zona frena ante la sorpresa, toma su cámara de fotos y desciende del vehículo. ¿Qué encuentra? ¡Un puesto de frontera! Insólito. Todos saben sobre la autonomía de Ciudad del Vaticano y San Marino dentro de la península; pero pocos saben de esta curiosa micronación, ubicada entre Bordighera y San Remo, muy cerca de Francia.

Efectivamente, hay una garita de control, un mástil con una bandera a franjas azules y blancas con una corona, un escudo monárquico pintado en el asfalto, una señal vial que dice “Seborga” y un vistoso cartel que recibe con un cálido “Benvenuti, Bienvenue, Willkommen, Welcome, nell’antico Principato di Seborga”.

Es la puerta de entrada a la jugosa gesta de una comarca de 14 km2 y unos 360 habitantes que se considera independiente, aunque no es reconocida por Italia ni internacionalmente. Une lo legendario del medioevo con el presente principesco de interés turístico. “Ser la representante del Principado de Seborga es menos fácil de lo que se piensa; pero es un gran honor”, expresa a LUGARES la princesa Nina Dobler, máxima autoridad actual.

Por supuesto, el objetivo de autodeterminación sigue intacto. “En la actualidad –dice–, estamos en contacto con un grupo de abogados que investiga en el Archivo Apostólico Vaticano y en varios registros estatales italianos, especialmente en el de Turín. A la par intentamos promocionar eficazmente el principado a nivel mediático, con un bello sitio web, una gestión eficaz de las redes sociales y prestamos especial atención al mundo de los medios de comunicación. Cuidamos el protocolo y mantenemos relaciones diplomáticas, más o menos formales, con otros Estados soberanos reconocidos del mundo”.

En línea recta, a unos 3 km del Mediterráneo, esta ciudad de la provincia de Imperia se levanta sobre una colina cubierta de flores y olivares y casi todas las casas y edificios tienen en sus frentes o balcones los símbolos principescos: banderas, escudos, placas, la numeración de las viviendas, buzones, informaciones públicas...

También hay blasones medievales y murales de aires caballerescos con alusiones a los míticos templarios porque una leyenda dice que aquí habrían escondido el Santo Grial, la enigmática reliquia cristiana que tanto popularizó el personaje cinematográfico Indiana Jones.

La soberanía justificada y su nueva alteza

Para los seborguinos, la convicción de autonomía suena inapelable. “¡Somos independientes porque nunca dejamos de serlo!”, aseguran.

La explicación oficial, según lo consultado a Luca Pagani, vocero del principado, es que es así desde el año 954 cuando el conde Guidone de Ventimiglia donó la comarca “a los monjes benedictinos de la Abadía de Lerino (isla frente a Cannes, Francia). Y en 1079 se convirtió en principado. Posteriormente, en 1729, fue vendido por los monjes a Vittorio Amadeo II de Saboya; pero la escritura de compraventa nunca fue registrada legal y oficialmente”. Además, un factor clave, esa suma nunca se pagó.

Luego, durante años se dio una compleja y extensa sucesión de instancias y reclamos, documentos de propiedad que fueron válidos o nulos, disputas territoriales, intervenciones del Vaticano, supuestas enajenaciones, justificaciones jurídicas... Sin resolverse, claro.

Por tanto, la anexión, en 1861, al Reino de Italia y, en 1946 a la República Italiana, debe considerarse unilateral e ilegítima. “Ciertamente, reactivar nuestra independencia sigue siendo nuestra prioridad”, refrendó Pagani.

En tiempos más recientes, en 1960, el dirigente floricultor Giorgio Carbone, líder de una cooperativa y apasionado de la historia, indagó y dedujo la ilegitimidad de la anexión a Italia. Entonces, convenció a sus vecinos –con reuniones en una pizzería– de refundar la antigua monarquía estableciendo una forma de gobierno propia. De tal modo, impulsó el reclamo de soberanía y promovió a Seborga con el apoyo y el orgullo de su población.

En 1963 fue ungido como Giorgio I, condujo el reclamo y la creación de los símbolos identitarios: la bandera, una constitución, el escudo con el lema latino Sub Umbra Sedi (Sentarse en la Sombra), el himno “La Speranza” y rescató la moneda del siglo XVII, el luigino.

Incluso se crearon y fabricaron matrículas de vehículos, hecho que en esos años motivó que la policía caminera italiana labrara actas de infracción a los conductores que osaban usarlas. La transgresión le sumó notoriedad a la aventura libertaria porque las actitudes insolentes (si bien un tanto naïves), atrajeron el interés de quienes vieron con simpatía (u oposición) lo que ocurría.

Dos veces pionero, en los años 90, Giorgio recurrió a internet para armar una red de consulados ad honorem en el extranjero llegando a tener 45 cónsules virtuales. Cuando murió, en noviembre de 2009, la sucesión se puso en marcha por ser una monarquía constitucional electiva. La gente eligió así a Marcello Menegatto como Marcello I, quien fue soberano hasta 2019, cuando abdicó, se separó de Nina Dobler y se radicó en Cataluña.

La situación derivó en nuevos comicios el mismo año. Nina se postuló y ganó enfrentando electoralmente a la hija de Giorgio I. Triunfó porque no es una advenediza, conoce perfectamente a su gente y qué es importante para los ciudadanos porque anteriormente desempeñó varias funciones como consejera de la corona cuando gobernaba su ex esposo Marcello I.

Sencilla y simpática, Nina, Su Alteza Serenísima (SAS) –como se la denomina–, tiene 44 años y nació en Kempten (Alemania). Es muy popular y querida por los habitantes. Estudió en Suiza, obtuvo un MBA en marketing en Mónaco y habla su lengua natal, italiano, inglés y francés. Entre sus actividades se ocupa del restaurante Marcellino’s, del que es dueña, le gusta cabalgar y el diseño de interiores.

Atracciones, comunicación y merchandising

En 2022 unos 10.000 turistas, atraídos por tan singular caso, disfrutaron de pasear y conocer los sucesos que le brindaron a Seborga su posicionamiento territorial.

Al salir del estacionamiento público se llega a Plaza de la Libertad, donde hay opciones de comida y negocios, mientras que entre los sitios de interés dos están asociados al culto católico. La hermosa parroquia comunal dedicada a San Martín de Tours, en la plaza homónima, construida hacia 1615 en estilo barroco y restaurada en 2006. Y el oratorio San Bernardo (patrono de Seborga), del siglo XIV, con estilo románico, estructurado por una sola nave con paredes de piedra y portal de madera. Una tercera opción espiritual es la gruta de la Madonna de Alvenia.

Cuando se visita la parroquia se destaca al lado el Palacio de los Monjes, donde se alojaban los benedictinos, una construcción de piedra en tres plantas, con arcos de medio punto, que también fue la casa de moneda seborguina (luigino) durante 20 años, a partir de 1666. Actualmente es una vivienda.

Otro punto céntrico es la Plaza de los Mártires con su mirador con vista a los valles. En este punto de observación, el Cuerpo de Guardias –una formación de honor que acompaña a la princesa y cumple funciones representativas y ceremoniales–, cada primer domingo de mes, al mediodía, dispara el cañón en señal de bienvenida.

También se puede conocer una antiquísima prisión con un calabozo oscuro y húmedo donde –para alivio informativo– nunca un preso fue condenado a muerte.

Insoslayable es la tienda de souvenirs oficiales donde se ofrecen banderas, llaveros, remeras, lapiceras, monedas, estampillas, medallas, blocks de notas, stickers, calendarios, pasaportes simbólicos y patentes de autos impresos con el tradicional escudo y hasta un perfume con aromas de flores locales.

Y un último detalle: el 20 de agosto, en la fiesta de San Bernardo, se presentó la novedad monetaria, el primer billete del principado, dado que hasta ahora únicamente se emitieron series de monedas. Lógicamente, lleva estampado un retrato de la princesa Nina.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/revista-lugares/seborga-el-pueblo-italiano-que-se-proclama-independiente-y-tiene-princesa-bandera-y-moneda-propia-nid10102023/

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