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¿Sociedad negadora o candidato disfluente?

Algunas cosas hay que dejarlas pasar en el debate cotidiano y, con la misma fuerza, hay otras que no. Las declaraciones del periodista Gabriel Levinas, en un medio televisivo, el domingo 21 de mayo...

Algunas cosas hay que dejarlas pasar en el debate cotidiano y, con la misma fuerza, hay otras que no. Las declaraciones del periodista Gabriel Levinas, en un medio televisivo, el domingo 21 de mayo, respecto a que la sociedad argentina no está preparada para votar a un candidato con disfluencia (tartamudez) (refiriéndose al Sr. Wado De Pedro) es una de las situaciones que no hay que dejar pasar sin un análisis comprometido con las buenas prácticas, y mucho más allá del debate ideológico o político.

Mi formación sociológica me inclina a observar en estos dichos el protagonismo negativo que Levinas le asigna a “la sociedad” en sus manifestaciones, al sugerir que no votaría por un candidato con una limitación evidente, denotando una sociedad prejuiciosa y discriminadora, y tal vez porque él se siente parte de ella, aunque dice que él sí lo votaría. Por su alto grado de generalización, es una apreciación tan endeble como que yo dijera que con seguridad la sociedad elegirá a ese candidato por valorar su capacidad de superación, y porque yo la valoro. ¿Yo pecaría de excesivo optimismo, Levinas de excesivo pesimismo o él y yo vemos dos sociedades diferentes? Es posible una cosa tanto como la otra.

A mi criterio el periodista apuntó a marcar a una sociedad etiquetadora, que se queda con la superficie y no con el fondo, lo que de por sí y más allá de este debate puntual, me provocó gran tristeza. Y tal vez porque, en parte, no carece de realidad. Pero puso en juego a una de las tantas limitaciones (la disfluencia) que, si bien forman parte de la condición humana, por lo general tapan la integralidad de la persona y la reducen a eso que funciona de manera diferente o es diferente. Intencionalmente, y con todo respeto, quiero alejarme del Sr. Wado De Pedro, porque estas declaraciones, en el fondo, son más englobantes y generalizadoras que esta coyuntura puntual que lo tomó como protagonista. Son estructurales y tienen que ver con la cultura de una sociedad. Hay diferencias que son tomadas como desacreditadoras y desventajosas y así son sancionadas por la tradición y se reafirman en el fondo con quienes usan la burla, el chiste descalificante o una mirada negadora. De todas formas, Levinas puso el acento, y con cierta valentía, en una sociedad que atrasa. Sin embargo, parte de la crítica o respuestas a sus dichos apuntó a la victimización, y eso es lo que lamento, y lo que me llevó a escribir esta nota. Porque, destaco, más que discriminar a un político de peso, puso en el tapete a una sociedad que no valora a las personas éticamente.

¿De dónde saca Levinas esta mirada pesimista sobre la sociedad? Y. tal vez, de los innumerables y agotadores casos de incumplimiento de la legislación sobre inclusión escolar o laboral, de la negación de apoyos efectivos para la accesibilidad, o de la ausencia de ajustes razonables para la salud o el ejercicio del ocio familiar, o del uso de transporte y de espacios para personas que por sus diferencias o deficiencias necesitan un diseño universal, … de la falta de políticas efectivas para la inclusión y la convivencia en la diversidad.

Esto es lo que me preocupa. No me desvela una “persona” disfluente que tiene título universitario y un lugar de liderazgo y poder en la sociedad. Esta persona pudo, llegó. Aunque algunos no quieran validarlo. ¿Cuántas otras no pudieron por falta de contexto favorable? Y que quede claro que no me refiero sólo a personas con algún tipo de discapacidad. La discapacidad es una construcción social que se genera en la interacción de una persona con deficiencia con los obstáculos del contexto. Y el principal obstáculo es una sociedad que no acepta las diferencias, que no cumple sus leyes, que no tiene políticas creativas y realistas, que no ve más allá. Y esa es la sociedad que en su binomio (sociedad/candidato disfluente) creo yo que ve Levinas. Y viene bien que llame la atención y lleve a polemizar sobre ello.

Los atropellos a la vida digna son constantes. ¿Y qué hace la sociedad? ¿Solo como dice Levinas no votaría a un candidato disfluente? ¿O estos años de deterioro pospandemia le harán levantar la voz más allá de las diferencias?; ¿no engancharse y elegir proyectos inteligentes de vida honrada y digna para todos los argentinos, que provengan de buenas personas?

Es una gran oportunidad de decir que no debemos resignarnos a ser una sociedad lenta para implementar cambios, devoradora del destino o derrotero de personas porque son distintas al promedio. No hago campaña política por nadie. Apuesto menos a la imagen y más a la contundencia de los hechos lícitos y justos para todos. Todos votamos.

Doctora en Sociología, exinvestigadora UCA/Conicet, exdecana FCS/UCA

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/sociedad-negadora-o-candidato-disfluente-nid01062023/

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