Escuchar hablar del Triángulo de las Bermudas puede hacer recordar historias de peligro extremo y también de misterio. Es que esta área geográfica, situada en el Océano Atlántico, arrastra consigo testimonios vivos de personas que quedaron azoradas al pasar por ahí por los extraños sucesos que presencian y deciden contarlos en sus redes sociales para dejar registro de lo que vivieron.

A medida que pasan los años, las fotos y videos de este sitio recorren las plataformas digitales para contar cómo fue la experiencia de cada embarcación que atravesó la temible zona. En el caso de Matt Rutherford, un marinero del equipo Ocean Research Project, su historia tuvo la particularidad de encontrar, en el medio de esta zona delimitada por las Islas Bermudas, Puerto Rico y Estados Unidos, un yate abandonado.

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Con la intención de contar cada detalle de una historia espeluznante, Rutherford decidió ingresar a esta embarcación que lucía abandonada y sin combustible para ponerla en funcionamiento. En primer lugar, se detuvo en el motivo por el cual se habría quedado varada en esta zona marítima considerada peligrosa.

“No había señales de vida”, deslizó este hombre, quien subió este registro fílmico en el año 2013 y, diez años más tarde, se volvió a viralizar gracias a las redes sociales. “Este es un velero terriblemente abandonado”, detalló en el inicio del video al subirse a la proa del barco llamado Wolfhound Irish Yacht Club.

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Luego de la presentación y de juntar adrenalina para adentrarse en su interior, el marinero, con celular en mano para registrar este descubrimiento, abrió la puerta principal. “No tengo idea de lo que hay dentro, voy a ir a entrar y espero no encontrar ningún cadáver ni nada loco por el estilo”, dijo, aun en shock por esta aventura que, hasta ese momento, tenía un final completamente incierto.

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Compuesto por paredes de madera, sillones y camas, esta persona encontró un desorden generalizado en las instalaciones. Uno de los momentos donde más temor sintió, según su testimonio, fue cuando abrió la puerta de los dos baños al no tener noción de qué podría encontrarse en su interior. “No hay cadáveres, gracias a Dios”, sostuvo aliviado, con la respiración agitada.

“Esto es una locura total: un barco abandonado a 1200 kilómetros de las Islas Bermudas y a 2600 de los Estados Unidos”, detalló para dar un pantallazo a los usuarios que estaban del otro lado de la pantalla. A raíz de toda esta movida, que le sirvió para popularizar su figura y la de su embarcación, el hombre se contactó con el dueño de este barco, quien le pidió si podía acercarlo a tierra firme.

Al aceptar el reto, Rutherford se encontró con un impedimento que tuvo que sortear: la longitud del barco en cuestión era superior al de su propia embarcación, lo que atentó contra el objetivo. “Estamos haciendo todo lo posible para llevarlo a las Bermudas”, explicó el marinero, que estuvo 47 días abocado a esta misión.

Finalmente, por una cuestión logística que superó cualquier intento por salvar el barco abandonado, Matt decidió cortar la soga que lo unió al sueño de ayudar a otro marinero que quedó varado a kilómetros del Triángulo de las Bermudas, un lugar lleno de historias y misterios que hasta el día de hoy siguen dando que hablar.