La madruga tucumana de este último domingo se vio interrumpida cuando una multitud de personas comenzó a salir corriendo desde el interior de un boliche. Dentro del local “Gitana” se había desatado una masiva pelea entre grupos. Durante la gresca, hombres y mujeres se arrojaron sillas, botellas y cualquier elemento contundente que tenían a mano. Lo que se llama una verdadera batalla campal.

El hecho -que podría haber terminado en una tragedia por la cantidad de gente involucrada y la violencia- tuvo lugar en ese club nocturno ubicado en la calle Marco Avellaneda 1000, en pleno San Miguel de Tucumán. Se trataba de una fiesta aniversario de la discoteca.

“Hubo un problema entre varios grupos en el interior del local bailable”, explicó a los medios locales Oscar Leal, director de Defensa Civil de la municipalidad. Asimismo el funcionario aseguró que la discoteca estaba debidamente autorizada.

Tras ello Leal remarcó que la decisión que tomaron los propietarios del boliche de permitir que la gente saliera fue la correcta en ese momento. “Con mucho tino, abrieron las puertas y sacaron a todas las personas. Esto permitió que pudieran salir raudamente y que no tuvieran problemas en el interior y después pasó a la vía pública, pero no tenemos que lamentar fallecidos ni víctimas”, insistió.

Enseguida, se viralizaron las imágenes de la violenta gresca tomadas por los testigos del hecho. Volaba de todo por el aire. Desesperados, los presentes en el boliche corrían de un lado para otro para evitar ser golpeados por algún elemento contundente. También hubo quienes se tomaron a golpes de puño.

Una joven que estaba en la discoteca relató al medio local Tucumán Digital que un grupo de chicos comenzó a golpearse. “Los patovicas no pudieron controlarlos porque eran muchos. En un momento, voló una botella hacia el VIP que está arriba y los que estaban ahí se enojaron y empezaron a arrojar hielo, vasos y botellas”, prosiguió la mujer, identificada como Laura Díaz.

Según la testigo, “los del boliche en vez de detener la música y abrir las puertas, lo que hicieron fue apagar las luces y echar humo con la máquina. Eso generó todavía más desconcierto y complicó el trabajo de la seguridad”.