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Un golpazo para empresarios habituados a moverse en una Argentina corporativa

La magnitud del triunfo de Javier Milei sorprende a todo el país, pero en particular a los empresarios, uno de los sectores más vapuleados en los últimos años y, al mismo tiempo, hasta hace una...

La magnitud del triunfo de Javier Milei sorprende a todo el país, pero en particular a los empresarios, uno de los sectores más vapuleados en los últimos años y, al mismo tiempo, hasta hace unas horas, mayoritariamente interesados en que ganara Sergio Massa. Esta aparente contradicción parte de un círculo vicioso: en la medida en que el ámbito del capital privado se fue achicando, creció su dependencia con el regulador. Es lo que pasó en el país, al menos desde 2012.

Massa es desde esa óptica un depositario de la Argentina corporativa. La persona en quien, por ejemplo, cámaras empresariales afectadas por las trabas para importar confiaban para que se les autorizaran importaciones. Es probable que la propia necesidad haya llevado a muchos referentes del establishment a sobreestimar las fortalezas del ministro y candidato.

El jueves pasado por la noche, en Crëta, sobre la Costanera, donde Marcelo Figueiras, dueño de laboratorios Richmond, festejó su cumpleaños 60 con invitados de múltiples actividades y preferencias ideológicas -desde Daniel Angelici, Marcos Bulgheroni y Martín Cabrales hasta Carolina Stanley o Zulemita Menem- el vaticinio de la mayoría de los presentes para el balotaje era que Milei encabezaba las encuestas, pero que finalmente “Sergio”, como le dicen, lo terminaría dando vuelta.

En realidad, a Milei le tienen desconfianza. No solo los que dependen más de los negocios con el Estado, sino muchos de sectores competitivos que se han habituado a que llevarse bien con el funcionario indicado resulta decisivo para tener éxito. Es cierto que el presidente electo tampoco ha hecho demasiados esfuerzos por saldar las distancias. Milei supone que, como cree en la libertad económica, nadie necesitará tratarlo con frecuencia. A la Asociación Empresaria Argentina (AEA), que ahora emitió un comunicado celebrando el triunfo “con gran satisfacción”, viene de cancelarle dos reuniones. Y tampoco fue a la Unión Industrial Argentina (UIA) hace dos semanas, cuando la entidad fabril invitó a ambos candidatos. Massa sí fue. Daniel Funes de Rioja, líder de la UIA, se lo reprochó el lunes a Diana Mondino, con quien tuvo una buena conversación en la sede de Avenida de Mayo. “No es mala voluntad; él no está yendo a ningún lado”, le dijo la diputada. La explicación no duró mucho: a las 48 horas los industriales vieron a Milei exponiendo en el Alvear con el Consejo Interamericano de Comercio y Producción. “Vamos, despierten, no se dejen robar”, les dijo ahí.

Es probable que, si hay voluntad, el tiempo atenúe la desconfianza. Hasta ahora, la reacción empresarial más genuina sobre la victoria de Milei pareció ser la palabra con que Marcos Galperin acompañó en Twitter una foto de cadenas rotas: “Libres”. Hace cuatro años, cansado de la Argentina, como tantos otros, el dueño de Mercado Libre decidió mudar su domicilio a Uruguay.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/un-golpazo-para-empresarios-habituados-a-moverse-en-una-argentina-corporativa-nid19112023/

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