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Un príncipe eterno

Tras la derrota francesa de 1940, el escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, preparaba desde su exilio norteamericano una obra que se volvería un clásico contemporáneo. Traducido ...

Tras la derrota francesa de 1940, el escritor y aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, preparaba desde su exilio norteamericano una obra que se volvería un clásico contemporáneo. Traducido a 250 idiomas – incluido el braille– y considerado entre las 100 mejores del siglo XX por el diario Le Monde, se adaptó a ballets, obras de teatro, películas, dibujos animé y hasta dio origen a un parque temático.

El Principito cumple sus primeros 80 años. Con una pátina infantil que se desprende de las excelentes ilustraciones en acuarela de su autor y de un estilo sencillo y directo, conduce al lector a sumergirse en distintos aspectos de la naturaleza humana, observadas desde la mirada inocente y extrañada de un niño que no da nada por hecho.

Recorre la historia de un piloto que, tras averiarse su avión, aterriza en el desierto del Sahara, donde conoce al pequeño príncipe que abandonó su Asteroide B612 para explorar el universo. Antes de llegar a la Tierra, el joven de rizos dorados visita otros asteroides donde se vincula con pintorescos y serios personajes del mundo adulto que le dispararán sabias reflexiones. Quienes hemos leído la obra las guardamos en el corazón:

- Solo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos.

- Has de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad.

- Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante.

- Domesticar significa crear lazos… Eres responsable para siempre de lo que has domesticado.

- Si tú vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, desde las tres comenzaré a ser feliz.

- Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas.

- Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio.

- Todas las personas grandes han sido niños antes. Pero pocas lo recuerdan.

- La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón.

- Si tuviera 53 minutos para gastar, caminaría muy suavemente hacia una fuente.

- Los vanidosos no oyen sino las alabanzas.

- Nadie le creyó por culpa de su vestido. Las personas grandes son así.

El rey, el zorro, la rosa, el baobab, la serpiente, el hombre de negocios se vuelven en la pluma de Saint Exupéry entrañables personajes que nos revelan profundos aspectos de la condición humana. Saint Exupéry supo darles vida y hoy celebramos la trascendencia que alcanzaron.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/editoriales/un-principe-eterno-nid04062023/

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