En un duro alegato ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N° 1 de San Isidro, el fiscal Juan Diego Callegari, pidió que Pablo Torres Lacal, el conductor de la lancha que el 31 de marzo de 2016 embistió una embarcación en el Delta, a la altura de Tigre, y como consecuencia del impacto murieron Manuel Storani, el hijo menor del exministro y exdiputado nacional Federico Storani, y su madre, María de los Ángeles Bruzzone, y Francisco Gotti, sea condenado a la pena de 12 años de prisión.

Callegari calificó el accionar de Torres Lacal como “una aventura homicida”. En cambio, el abogado Carlos Acosta, que representante al exministro y exdiputado nacional, solicitó una pena de 13 años de cárcel.

“Torres Lacal no podía desconocer que esas conductas matan. No quiso matar, pero aceptó que podía matar”, sostuvo Acosta.

La semana pasada, ante los jueces Alberto Ortolani, Gonzalo Aquino y Sebastián Urquijo una testigo de identidad reservada afirmó que Torres Lacal conducía de forma temeraria, que le gustaba tomar alcohol y que la pareja del acusado le dijo que a él le habían impedido entrar a un evento en San Fernando, justo antes de la tragedia en el Delta, porque había bebido de más. “Era un desquiciado”, fue su lapidaria definición del hombre que llegó al juicio acusado de triple homicidio con dolo eventual.

Su declaración motivó que, acto seguido, fuera convocada a prestar testimonio Florencia Ulla, pareja de Torres Lacal. Es que la testigo de identidad reservada dijo que buena parte de lo que sabía se lo había contado ella, ya que estaban juntas en el momento en que ocurrió el desastre en el Delta. En esa instancia, la mujer también reconoció que a él le gustaba tomar y que conducía demasiado rápido. “No me gustaba salir de noche con Pablo; le tengo aprehensión al oleaje. Una noche tuve miedo porque iba más rápido de lo que me gustaba“, declaró.

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