Daniela y su batalla contra el Covid en la primera línea de Zapala
El hospital de referencia de la zona centro ya no tiene camas para derivar pacientes.
Zapala, la ciudad cabecera del centro neuquino, atraviesa uno de los momentos más críticos para su sistema sanitario. Colapsado es la palabra que más se escucha. Y el dolor de la pérdida de familiares y amigos es lo que más duele. El hospital y su gente trabajan a destajo pero los esfuerzos no alcanzan, y ya no hay espacio físico. Se han improvisado sectores de internación y se ha agudizado el ingenio a más no poder para salvar una vida. El esfuerzo es épico pero las batallas pocos la conocen: sólo los que la viven y los que la padecen a diario. Pacientes junto a médicos, enfermeros y todos los agentes de salud se hermanan en los deseos de salir adelante y poder seguir viviendo.
Una de esas guerreras de la primera línea de la lucha contra el virus es Daniela Bolzicco, médica especialista en Terapia Intensiva y actualmente a cargo de la Jefatura de la sala del Hospital Zapala. “La sala de terapia intensiva está llena, las 20 camas con pacientes Covid-19 en respirador. Tenemos tres pacientes más en la sala de clínica médica, uno en la guardia y otro en cirugía. Todos ellos con respirador. Los médicos de los otros servicios nos están dando una mano enorme, pero ellos también tienen sus pacientes. La sala de clínica médica tuvo que duplicarse y los cirujanos están haciendo el trabajo de los clínicos. Todos están cumpliendo roles cruzados, y aún así, no damos abasto”, graficó Bolzicco con crudeza el estado actual del sistema sanitario zapalino.
La profesional enfatizó también que la segunda ola de Covid ataca esta vez sin distinción. “Tenemos pacientes mucho más jóvenes, con un promedio de edad que va desde los 35 años a los 60. Hoy ya no importa si sos diabético, hipertenso u obeso como se decía antes. Tenemos gente joven sin antecedentes que se muere”, lamentó.
Una lucha que comenzó el año pasado
Bolzicco comentó que, ante la llegada del virus, se prepararon a conciencia en sus trincheras. “La pandemia la empezamos a vivir en marzo del año pasado, hicimos cursos, leímos, nos entrenamos y practicamos hasta que tuvimos al primer paciente Covid-19 positivo de la provincia con todo lo que eso implicaba”, relató.
En este sentido, recordó que fue un paciente que llegó por otro motivo, un trauma de cráneo, y luego de haberlo conectado al respirador por falta de oxígeno, se enteraron que era un caso positivo de Covid. “Ese fue el primero de muchos tantos otros días que nos encontramos llorando. De allí en adelante sólo fueron más y más pacientes cada día. Nos mudamos del sector viejo del hospital donde funcionaba antiguamente la UTI, que contaba con 6 camas, al segundo piso del ala nueva, donde tenemos actualmente 20 camas”.
Las emociones a flor de piel y la escasez de medios
El Covid ha atravesado la vida de todas las personas de distinta manera. Algo en común ha sido que las emociones siempre están a flor de piel. “Hemos pasado por todos los estados: llantos, risas, nerviosismo, tristeza, enojo, impotencia y cansancio. El cansancio del día a día, del ver fiestas y juntadas y saber que en 15 días alguno de ellos va a estar internado, del no tener una respuesta acorde desde los sectores políticos”, remarcó Bolzicco.
Agregó un tanto angustiada que “uno entiende que la gente también está cansada, y que el encierro, y que la economía, y que todo, pero ¿y nosotros qué? Mi vida, y la de mis compañeros es de casa al hospital y del hospital a casa. Guardias de 24 horas día por medio, porque claramente no hay recurso humano suficiente, hay compañeros que se enferman y sobre eso, saber que no alcanza el espacio físico para todos los pacientes que tenemos hoy”.
El dolor de ver a los compañeros padeciendo la enfermedad
Luchar contra la enfermedad ha realzado el valor de las relaciones humanas. Los espacios de trabajo se transforman en verdaderos hogares para los profesionales de la salud y en ese sentido se crean verdaderos sentimientos de familia y por eso duele tanto cuando uno de ellos “cae herido en la batalla”. Al respecto, Bolzicco señaló que “tenemos compañeros nuestros, amigos, que están en respirador. Es algo por lo que uno no quiere pasar nunca pero están ahí y hay que atenderlos como a uno más y hay que tratar de ser fríos y de no pensar, porque si no se te va el alma con cada uno de ellos”.
Muy emocionada, relató un dramático momento vivido: “Yo hoy no pude. Hoy lloré cuando tuve que atender a una de mis enfermeras que me cuidó y me acompañó desde que yo llegué a Zapala en el año 2017 y empecé a trabajar en el Hospital. Y digo una de mis enfermeras porque son mi equipo, son mi soporte, y son con las que comparto el día a día”.
Colapsados
Sobre el colapso del sistema sanitario zapalino, la profesional remarcó que “el año pasado se contaba con más camas en nuestro hospital de referencia para derivar pacientes, hoy estamos colapsados como hospital de zona por no tener respuesta desde Neuquén. El dilema hoy ni siquiera es sobre la cantidad de respiradores o de recurso humano, nosotros seguimos de pie como el primer día, pero ya no contamos con más espacio físico para poner pacientes y eso sí es un problema”.