Generales Escuchar artículo

Cómo es la asistencia psicológica en contextos bélicos, en primera persona: “La guerra es un trauma colectivo”

Para Oleksandra Malysheva, su vuelta a Ucrania desde la Argentina para colaborar con sus compatriotas luego de la invasión rusa en febrero de 2022 representa un proceso de transformación personal...

Para Oleksandra Malysheva, su vuelta a Ucrania desde la Argentina para colaborar con sus compatriotas luego de la invasión rusa en febrero de 2022 representa un proceso de transformación personal. “Creo que lo que hago tiene un impacto directo sobre la gente y sobre mí como ser humano”, afirma.

La relación de Malysheva con la Argentina comenzó hace 12 años, cuando vino al país para estudiar español. Recuerda que, con 19 años, quería independizarse de sus padres, por lo que decidió quedarse y construir su vida acá. Además, reconoce que sentía una conexión especial con la cultura latinoamericana. Luego de rendir las equivalencias de su título secundario, ingresó a la Universidad de Belgrano (UB) para estudiar psicología y completó la carrera en cuatro años. Si bien desde hace tres se desempeña como profesora de la cátedra de Evaluación II en dicha casa de estudios, cuando estalló la guerra a gran escala decidió volver a Ucrania.

“La guerra es un trauma colectivo”, dice la joven, que se especializó en el trabajo psicológico con adultos, desde refugiados, prisioneros de guerra, familiares de prisioneros, soldados activos, soldados heridos o en rehabilitación. “También colaboro para que liberen a nuestros prisioneros de guerra porque, efectivamente, muchísima gente ucraniana fue capturada por los rusos. Nos enfocamos en la contención emocional de las familias”, detalla.

Sostiene que Ucrania aún necesita mucha ayuda. “La guerra sigue muy activa y de forma más violenta que nunca, es muy duro. Todos los días mueren miles de personas que defienden nuestra libertad, nuestra autonomía, nuestro pueblo y nuestro derecho de ser”, explica.

El trabajo con niños y niñas

En agosto de este año, por una iniciativa del Departamento de Prisioneros de Guerra de Ucrania y del Ministerio del Exterior de ese país, a partir de la invitación amistosa del gobierno de Uzbekistán, Malysheva fue coordinadora de un taller de rehabilitación emocional con 45 chicos ucranianos de entre 8 y 14 años. “Muchos de estos chicos habían perdido a sus padres en la lucha, otros tenían a sus padres desaparecidos o prisioneros de guerra. Participaron de un campamento de verano que duró dos semanas. Fue una experiencia muy bonita y muy dolorosa al mismo tiempo, porque trabajé con niños en duelo y es un trabajo duro; en primer lugar uno tiene que tener la sensibilidad suficiente para abordar tanto dolor”, describe.

Sobre las situaciones que atravesaron los niños, detalló: “Había chicos que habían perdido a ambos padres, otros que perdieron a su papá y otros chicos de territorios ocupados por Rusia donde hubo combate activo y tuvieron que sufrir bombardeos fuertes. Incluso un cohete cayó en la casa de una de las niñas, que se escondió debajo de un colchón. Todo el grupo tuvo una vivencia dura”.

El G6 de la salud: “Tenemos una responsabilidad muy grande sobre las espaldas, pero si seguimos así no vamos a poder”

Una de las primeras impresiones cuando conoció a los niños en el avión privado en el que viajaron a Uzbekistán es que muchos de ellos estaban como “congelados”. “Hay que recordar que el trauma es una situación disruptiva en la psiquis del sujeto. Este congelamiento es una reacción típica del trauma y, después salir de Ucrania con las experiencias tan fuertes que habían pasado, se notaba que su psiquis todavía estaba como lenta”, indica.

Pero ya en el campamento, al tercer o cuarto día empezaron a tranquilizarse, en principio porque no escuchan bombardeos. “Ucrania está siendo bombardeada todos los días y todas las noches, e incluso en ciudades cerca de la frontera pueden escucharse alarmas, bombardeos y eso no ayuda a procesar las vivencias porque están siempre en estado de alerta. Para procesar el duelo se necesita un espacio tranquilo para que la psiquis pueda digerir lo que pasaron”, advierte.

La profesional cuenta que, al salir de Ucrania, la adrenalina en esos niños empezó a bajar y en el campamento, de a poco, comenzaron a jugar. A la vez, surgieron en ellos reacciones como ataques de pánico o de congelamiento, momentos en que no podían registrar ningún estímulo exterior. Después empezaron a jugar más, a reírse y a correr por todo el lugar.

“Es muy importante que los adultos sepan que la manera que tienen los chicos de atravesar el duelo es a través del juego. Un niño no puede verbalizar todo como un adulto, ellos son más bien táctiles y la simbolización y el procesamiento interno lo realizan a través del juego”, aclara. Por otra parte, estos niños que atravesaron situaciones tan duras no se olvidan de lo que pasaron, sino que comienzan a construir una nueva realidad.

“En ese contexto ellos aprenden que el mundo exterior es agresivo y como adulto uno tiene que acogerlos, acompañarlos a través de vínculos sanos, suficientemente buenos para que el nene pueda ver otras realidades y hacer otras construcciones dentro de su yo que todavía se está formando”, advierte Malysheva. Luego de dos semanas, los chicos volvieron a sus hogares en Ucrania y, según cuenta, se prevé que este tipo de proyectos continúen porque representan una ayuda a los pequeños para el procesamiento del duelo.

Primeros auxilios psicológicos

Respecto a su trabajo con adultos, especialmente con soldados activos, la psicóloga asegura que interviene a partir de lo que se denominan primeros auxilios psicológicos. Se trata de intervenciones cortas de psicología de emergencia. “Uno no hace terapia con los soldados porque, si empieza a indagar muy profundo, la emocionalidad va a estar a flor de piel y no va a poder cumplir su objetivo”, sentencia. “En el caso de un soldado activo, el acompañamiento se trata más bien de ayudar a que sobreviva. La persona tiene que cumplir una misión que es luchar en la guerra; muchos de ellos, en especial los que tienen más experiencia, más preparación, más mecanismos disociativos, tienen más capacidad de separar el cuerpo de la emoción e ir a la batalla. Pero hay soldados que se pueden poner nerviosos y, entonces, el apoyo consiste en acompañar al yo de la persona para que no se derrumbe en los momentos claves y pueda cumplir su misión, preservando su vida y la de sus compañeros”, añade.

Para Malysheva, con estos primeros auxilios psicológicos, por un lado, es posible prevenir el trauma porque asistiendo correctamente con estas herramientas se puede ayudar a que la persona en el futuro no tenga un trauma tan grave o pueda desarrollar mejores mecanismos para sobrellevarlo. “Básicamente, cuando está pasando el hecho traumático, si uno tiene el acompañamiento necesario uno le pone un marco al yo y no deja que se derrumbe”, señala.

Por otro lado, de acuerdo con la reacción, ya sea que la persona tenga un llanto imparable, esté siendo histérica, agresiva, autodestructiva o si tiembla, se determina qué tipo de intervención hacer. En todos los casos, primero es necesario lograr una descarga emocional y luego contener. “Es como cuando caes al abismo y alguien te agarra de abajo”, confía. En cuanto a la descarga emocional, es frecuente que se dé a través del llanto y, según la psicóloga, el gran error de las personas es decirle a alguien que llora que no lo haga. Explica que esto sucede por la baja tolerancia que tenemos hacia el dolor ajeno. Sin embargo, subraya que debemos simplemente acompañar.

“Incluso si alguien está histérico, caminando, gritando, tirando cosas, está haciendo la descarga, pero la psiquis no está pudiendo tener una reacción reguladora, no puede regular la emocionalidad”, apunta. En esos momentos, es necesario intentar frenar la histeria, por ejemplo, a través de la distracción, es decir, se necesita llevar el foco de atención hacia otro lado y luego calmar a la persona de forma acogedora. “También hay muchas intervenciones táctiles que se pueden realizar en esas situaciones, solo si la persona lo permite, puede ser un abrazo o poner corazón con corazón, que es uno de mis grandes recursos en esos momentos”, describe.

Otro trabajo distinto es el que se realiza con los civiles que, en el caso de los ucranianos, viven en un contexto de guerra desde hace un año y medio. “En esos casos se necesita una terapia porque la gente ya se adaptó a vivir en guerra. Uno ya sabe que si hay alarma aérea tiene que bajar al refugio, detecta por los sonidos qué tipo de cohete es, si cayó, si lo derribaron, si es un drone. Los primeros auxilios psicológicos se necesitaron al principio, cuando las personas estaban muy estresadas y no sabían qué hacer, como está pasando ahora en Israel donde estos primeros auxilios psicológicos son muy necesarios”, relata.

A pesar de tratar con temas tan duros, la joven sostiene que disfruta de lo que hace y que su trabajo representa un proceso de transformación a nivel personal. Cuenta que, como psicóloga, le es necesario utilizar la disociación instrumental para poder abordar temas tan complicados. A la vez, reconoce que tiene una excelente red de contención que se compone de su familia, sus amistades, “también la cátedra de la universidad que se volvió una familia”, dice. Y agrega que a veces se escapa un par de días a trepar montañas, uno de sus pasatiempos favoritos. “Creo en mi propósito, tengo mucha motivación, una red de contención, tiempo de descanso. A pesar de tratar temas tan complicados, disfruto lo que hago”, finaliza.

En pocos días, Malysheva regresará a Ucrania, más precisamente a Kiev, donde tiene algunos proyectos. De allí volverá a la base militar en la zona de Donbás donde hay combate y también continuará con los campamentos de verano para continuar con la rehabilitación emocional de muchos otros niños víctimas de la guerra.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/como-es-la-asistencia-psicologica-en-contextos-belicos-en-primera-persona-la-guerra-es-un-trauma-nid17102023/

Comentarios
Volver arriba