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¿Qué pasó en otras fechas electorales memorables?

La Argentina es un país presidencialista y personalista. Elegimos presidente y vice por cuatro años y, salvo renuncia, asesinato o juicio político, quien esta noche resulte electo estará al fre...

La Argentina es un país presidencialista y personalista. Elegimos presidente y vice por cuatro años y, salvo renuncia, asesinato o juicio político, quien esta noche resulte electo estará al frente del Poder Ejecutivo Nacional hasta el 10 de diciembre de 2027. Por eso, el día de hoy es importante, la noche larguísima y no apta para cardíacos. Quiera Dios que el resultado sea suficientemente contundente para que el vencido reconozca su derrota y el vencedor comience a hablar como presidente electo. ¿Cómo se vivieron, en el pasado, otras jornadas electorales memorables?

Al respecto tomé contacto con el argentino Pedro Olaechea y Alcorta (1853-1938), nacido en Santiago del Estero, como Julio Hipólito Guillermo Olivera. Estudió en el Colegio Nacional de Buenos Aires y en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Ocupó diversos cargos públicos en su provincia natal, y también en el ámbito nacional, como diputado y senador. Según Olivera, declinó la candidatura a vicepresidente de la Nación, con Roque Sáenz Peña, porque las elecciones debían realizarse bajo la presidencia de José Figueroa Alcorta, primo suyo, y no deseaba que pudiera producirse en la opinión pública una impresión de nepotismo.

-Ramón Columba, en El Congreso que yo he visto, lo describió de manera elocuente.

-Así es. Dijo que, como senador, yo era un orador chisporroteante. Se me oían una, dos y hasta tres palabras, que pronunciaba con claridad y pasmosa rapidez, pero se escapaban en un suave silbido las restantes del párrafo. Fui uno de los miembros más capaces del Senado de mi época, pero después que yo pronunciaba mis discursos, los senadores y la barra “quedaban en ayunas” de lo que había dicho o querido expresar. Fui la pesadilla de los taquígrafos. Un día les mandé decir que no se preocuparan, porque tenía el discurso escrito. Pero cuando lo distribuí, era igual que el texto oral: sólo se entendían las primeras palabras de cada oración.

-La profesión lo recuerda porque fue el primer presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE).

-Presidí la Corporación entre 1914 y 1919. Como al cabo de dos años no se había logrado sancionar el reglamento interno, le dirigí una nota al decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, presentando la renuncia indeclinable, atento a la circunstancia de que no había tenido la satisfacción de conseguir que se reunieran los académicos, ni siquiera para sancionar el reglamento. Pero mis colegas no permitieron mi alejamiento. Me pregunto si, un siglo después, el funcionamiento de la ANCE habrá mejorado.

-¿Qué recuerda que ocurrió en otras fechas en las cuales los argentinos elegimos presidente de la Nación?

-El 24 de febrero de 1946, los argentinos fuimos a las urnas para elegir primer mandatario entre Juan Domingo Perón y José Pascual Tamborini. Félix Luna documenta en El 45 que la Argentina vivía al borde de la guerra civil, pero esa noche no ocurrió nada, porque ambos bandos creían que habían ganado. Y el escrutinio definitivo demoró un buen número de días, antes de que se conociera el triunfo de Perón.

-¿Qué nos puede decir del 23 de febrero de 1958, cuando Arturo Frondizi fue elegido presidente?

-Que no produjo sorpresa, pero sí dudas. Prácticamente todos los historiadores y analistas coinciden en que Frondizi hubiera ganado igual, sin hacer el pacto con Perón. Cuando le preguntaron sobre esto a Rogelio Frigerio, dijo que estaba de acuerdo, pero que él había apoyado el pacto, porque no razonaba en términos de partidos políticos, sino de movimiento nacional. Es probable que Frondizi lo haya aceptado, aplicando el esquema error tipo I, error tipo II. A propósito: no fue el único dirigente político que coqueteó con Perón, porque era evidente que el peronismo no había desaparecido, por más legislación que lo prohibiese.

-¿Por qué dice que el triunfo de Frondizi planteó dudas?

-Porque, créase o no, algunos poderosos sostenían que había que desconocer el resultado de las urnas. Pedro Eugenio Aramburu invitó de inmediato a Frondizi a la Casa Rosada para terminar con las dudas. Terminar es una exageración, dado que durante los casi cuatro años que duró su presidencia, Frondizi tuvo que soportar no menos de 30 planteos militares. Tenía que tener mucho temple para llevar adelante su acción de gobierno en esas circunstancias.

-¿Qué me dice del 30 de octubre de 1983?

-Que Raúl Ricardo Alfonsín le hiciera perder el invicto electoral al peronismo generó inmensas alegrías y también frustraciones. A propósito: la idea de que Alfonsín le ganó la pulseada electoral a Ítalo Argentino Luder porque, en el cierre de campaña del justicialismo, Herminio Iglesias quemó un ataúd es falsa. Le digo más: un grupo empresario le encargó a Manuel Mora y Araujo una encuesta. Un mes antes del comicio, Manolo les dijo que ganaba Alfonsín. ¡No se la querían pagar, porque pensaban que estaba mal hecha!

-Por fin, ¿qué recuerda del 14 de mayo de 1989?

-Que esa noche, en medio del comprensible shock de parte de la población, pero en ninguna medida inesperado, el presidente electo Carlos Saúl Menem habló por teléfono con su contrincante, Eduardo César Angeloz. Menem estaba en La Rioja y Angeloz, en Córdoba. “Pocho querido”, le dijo el riojano. Más allá de las palabras, la decisión de Menem de no viajar de inmediato a Buenos Aires aplacó los ánimos, tarea que continuó al día siguiente, cuando habló con Álvaro Carlos Alsogaray y, un día después, cuando concurrió a Tiempo nuevo, el programa de televisión conducido por Bernardo Neustadt.

-A la luz de todo esto, ¿qué cabe esperar esta noche?

-El idioma castellano es muy rico, pero tiene sus limitaciones. Nosotros utilizamos la palabra esperar, tanto en el sentido de los deseos como en el de las expectativas. En inglés se diferencia entre hope y expectations.

-¿Qué espera, en el sentido de los deseos?

-Que se vote, que se cuenten los votos, que la diferencia entre los sufragios recibidos por cada candidato sea suficientemente grande como para que se pueda saber quién ganó y quién perdió, y que, por consiguiente, comience la etapa de la transición, durante la cual el presidente electo tendrá que no creérsela demasiado, al tiempo que tendrá que desprenderse de quienes solo saben colaborar para ganar una elección, para incorporar a quienes saben cómo se gestiona una acción de gobierno.

-¿Y en el plano de las expectativas?

-No puedo aportar nada con respecto a la diferencia de votos, pero sí sobre lo que ocurrirá una vez que se despeje la incógnita electoral. Hay que tomar todas las decisiones dándole una chance a la cordura, frente a pronósticos que afirman que “inexorablemente” nos encaminamos a una crisis total, hiperinflación e hiperrecesión.

-Don Pedro, muchas gracias.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/economia/que-paso-en-otras-fechas-electorales-memorables-nid19112023/

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