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Se conocieron en un asado y relanzaron un concepto que fue sinónimo de lujo y vanguardia: “Podía pasar cualquier cosa”

Los había visto en otras oportunidades. Pero, si tenía que ser honesto consigo mismo, no sentía que pudiera intercambiar con ellos más de un par de palabras. Eran todos mucho más jóvenes que ...

Los había visto en otras oportunidades. Pero, si tenía que ser honesto consigo mismo, no sentía que pudiera intercambiar con ellos más de un par de palabras. Eran todos mucho más jóvenes que él y la realidad era que se encontraban en sintonías diferentes. “En ese entonces ellos tenían 14/15 años y yo 19/20. Me caían bastante mal porque los veía como nenes que molestaban los fines de semana en las reuniones en las que todos coincidíamos con nuestras familias”.

Sin embargo, ese verano en Mar del Plata todo cambió. Sucedió de forma imprevista. “Un verano, coincidimos con amigos y conocidos de la facultad en Mar del Plata. Todos veníamos de diferentes lados, rubros e intereses. Christian tenía su propia marca con una socia y yo necesitaba hacer algo creativo. En el intercambio de experiencias, y cada uno con sus ideas, gustos e intereses decidimos crear algo juntos. Queríamos darle forma a un nuevo proyecto que involucrara, sí o sí la posibilidad creativa de explorar, investigar y desarrollar. Semanas después comimos algo juntos y nos lanzamos a la aventura de llevar adelante un proyecto tan desafiante y hermoso como es trabajar entre amigos”, recuerda Iván Bermatov (35).

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“Nadie se quería ir de nuestros eventos”

Criado en una familia de clase media, desde temprana edad tuvo la oportunidad de viajar por el mundo. Europa, Sudáfrica y el Caribe estaban entre los destinos que visitaba con frecuencia. “Mi padre trabajaba todos los días en la fábrica. Era un tipo de oficio que logró construir una empresa con más de cien personas”. Efectivamente, entre 2007 y 2015, la revista Barzón, que editaba su familia, fue un referente en temas de arte, cine, moda y arquitectura. Su madre estaba al frente de la dirección creativa editorial y su padre se ocupaba de los negocio y los números.

En constante transformación, la publicación y el mundo a ella vinculada, se movían al compás de la escena cultural de la ciudad. “Recuerdo con especial cariño los eventos de Barzón. Nunca hubo un evento igual al otro. Eran eclécticos. Se daban el permiso de innovar. De sorprender. Nadie se quería ir porque realmente estaban disfrutando, todo era divertido. Cualquier cosa podía pasar. Algo así como lo que sucedía con la revista antes de que aparecieran las redes sociales: la gente esperaba para ver la portada en el kiosko y descubrir qué había hecho Barzón esta vez”.

En aquella época, los eventos de Barzón podían ocurrir en una casona de San Telmo o en lugar exclusivo de Recoleta. Pero, como regla general, siempre estuvieron vinculados con la escena arty de Buenos Aires. “Recuerdo que era todo a fuerza, artesanal, con ganas y poco presupuesto. Pero siempre quedaba como armado y minuciosamente planificado. Era una muy buena época del cine y entre las páginas de la revista y las reuniones desfilaban artistas que venían a gozar del espíritu constante de descubrimiento que se experimentaba en cada evento. Trabajamos con Gustavo Di Mario y Urko Suaya que recién estaba empezando. La idea no era contratar al más caro, sino en elegirlos por su potencial. No había plata, era creatividad pura. Y quedaba cool, canchero, trendy y fashion”.

“Pasé por todas las máquinas y tareas”

Inquieto, curioso y con ganas de hacer, en su desarrollo profesional y persona, Iván se ocupó de conocer todos los procesos que implicaban el funcionamiento de la fábrica de su familia. “Pasé por todas las máquinas del taller. Estuve en todos los procesos hasta que llegué a la oficina y la parte comercial y pude hacerme cargo del manejo de la empresa”.

De su madre, vinculada al arte y la decoración, heredó la capacidad para reconocer el verdadero lujo. “Para mí es la capacidad de reconocer lo bueno, lo genuino, lo lindo, lo único. Eso lo aprendí de mi madre que no buscaba solamente en las conocidas marcas de lujo tradicional, sino que también investigaba en las ferias de artesanos. Porque allí es dónde está ese valor agregado que sólo lo tiene el conocedor del disfrute de las pequeñas cosas. El lujo está en hacer consciente ese disfrute. En reconocer que estás gozando de un privilegio como lo es, por ejemplo, compartir un asado con amigos, con la gente que querés. El lujo es la curaduría de elegir lo que combina, no sólo lo caro. Es la sensibilidad de reconocer y la habilidad de convivir en todos lados disfrutando de la experiencia”.

“El objetivo es conectar”

Fue en ese contexto, mientras pasaba un verano en Mar del Plata, que conoció a quienes pronto se convertirían en sus amigos y socios: el diseñador de indumentaria, Christian Abellán; el ingeniero, Lucas Baronzini y el diseñador Gerardo De Monte. Decididos a darles nueva entidad a sus intereses, tomaron el nombre Barzón para un nuevo proyecto: desarrollar distintas categorías de producto en países de la región.

“Queríamos crear una marca con productos que compartan la idea del nuevo lujo. Productos con un diferencial en diseño, de buena calidad, pero que se puedan usar, disfrutar y vivenciar todos los días. El objetivo es conectar con la persona que quiera usar los productos, entrar en un diálogo constante, tal cual lo que pasaba con la revista. Con el cariño, fidelidad y el valor de la amistad ante todo. Con sinceridad, disfrute y diversión. Y lo primordial: la pasión y el espíritu juguetón, intenso y ecléctico. Es el honor a la unión de artes y oficios que se retroalimentan y complementan”.

Comenzaron por la joyería, pero las ideas brotaban a borbotones. “Nos gusta mucho el textil y la marroquinería, nos seducen las fragancias, y hasta la cosmética”. En diciembre desarrollaron una línea de bolsos, y crearon una pequeña edición de lona tipo playero o de viaje, para luego coquetear con la marroquinería. Hoy alguno de los sitios en los que están presentes son la Tienda Malba o Paul French Gallery, tanto en Argentina como en Uruguay.

“Lujo es trabajar con amigos”

“Trabajar con amigos es un lujo. El lujo es exactamente esto. Tener el privilegio de juntarnos con amigos a disfrutar de nuestros imaginarios, intereses y conocimientos”, asegura. Actualmente los socios están armando las oficinas en una casona reciclada de Barracas a la que bautizaron Casa Barzón. Es un espacio destinado a ventas mayoristas, showroom con objetos exclusivos, muestras de arte y mucho más. La idea es que todos puedan conocer qué hay detrás de la marca y vivir la experiencia. “Pensamos en Casa Barzón como un happening en el que todo puede suceder. Como sucedía en aquellos eventos de la revista donde todo se terminaba armando con la personalidad de cada uno. En todo este tiempo siento que gané una experiencia increíble pero, sobre todo, gané la posibilidad del disfrute de estar juntos y de hacer algo que realmente nos apasiona”.

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Fuente: https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/se-conocieron-en-un-asado-y-relanzaron-un-concepto-que-fue-sinonimo-de-lujo-y-vanguardia-podia-pasar-nid02112023/

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