Generales Escuchar artículo

Sistema de voto por orden de preferencias: ¿una opción para la Argentina?

Como observador externo de los debates presidenciales en la Argentina, me pregunto qué efecto real tendrán en las elecciones y qué ocurriría si en lugar de simplemente elegir a un candidato, lo...

Como observador externo de los debates presidenciales en la Argentina, me pregunto qué efecto real tendrán en las elecciones y qué ocurriría si en lugar de simplemente elegir a un candidato, los votantes respondieran a la pregunta: ¿quiénes son los candidatos más calificados para ocupar la presidencia, en orden de preferencia?

De modo introductorio debo reconocer que los debates estuvieron notablemente bien estructurados, primó la moderación, y fueron muy superiores a los debates electorales en los Estados Unidos de América, donde es justo calificarlos como un verdadero circo.

Volviendo a la pregunta, mi reflexión se vincula con el sistema de “votación por orden de preferencias” (ODP), a través del cual se permite a los electores votar a una primera, segunda, tercera y cuantas opciones se encuentren disponibles, ordenándolas en forma jerárquica.

¿Cuáles son las principales ventajas de este sistema? Por un lado, garantiza que el ganador de las elecciones logre mayor legitimidad y apoyo popular. En segundo lugar, tiende a promover a los candidatos más “moderados”, creando incentivos para desarrollar campañas orientadas a una amplia gama de votantes en contraste con las estrategias que buscan fidelizar el voto de grupos más radicalizados.

Lamentablemente en las elecciones en las que se permite votar a un único candidato, los electores suelen evitar votar a quienes no los favorecen las encuestas. La mayoría de la gente no quiere “desperdiciar” su voto en un candidato que no tiene chances de ganar. Peor aún, votar a un candidato con pocas oportunidades de ganar puede colaborar con la victoria de un candidato al que se desprecia o teme.

¿Cómo funciona la “votación por orden de preferencias”? Imaginemos que este sistema se aplicara hoy en las elecciones presidenciales de la Argentina. Los votantes tendrían la posibilidad de ordenar su voto colocando en primer lugar al favorito, y en segundo, tercero, cuarto y hasta quinto lugar al resto de los candidatos, por orden de preferencia. Una vez emitidos los votos, el primer paso es ordenar a los candidatos en función de los votos obtenidos como primera opción. Si ninguno de los candidatos obtiene la cantidad de votos exigidos (40% con una diferencia de 10% respecto del segundo candidato o el 45% de los votos según el sistema argentino), el segundo paso sería descartar al candidato que obtuvo menos votos en esa primera categoría, asignándose las segundas opciones a los cuatro candidatos restantes, repitiéndose esta fórmula hasta que un candidato obtenga los votos necesarios para ser declarado ganador de las elecciones.

En la práctica este sistema favorece a los votantes, ya que, si bien el candidato de su primera preferencia puede no ser el elegido, tal vez lo sea el segundo de la lista de preferencias seleccionada, dejando atrás el temor al voto “inútil” o “riesgoso” si se estima que votar a quien no ganará las elecciones beneficiará indirectamente a un candidato cuya victoria se pretende evitar.

Por otra parte, desde el punto de vista de los candidatos, el ODP crea un incentivo para que las campañas se centren en los planes de gobierno y en las políticas propuestas a la ciudadanía en lugar de los ataques a los rivales. La razón es que si el candidato A pasa todo el tiempo criticando a los candidatos B o C, difícilmente sea elegido como segunda opción de los votantes de los candidatos a los que critica.

El ODP, en definitiva, promueve la moderación, el compromiso, y la colaboración entre los candidatos para lograr campañas y debates más civilizados, evitando las posiciones extremas y los ataques injustificados.

En las elecciones presidenciales en la Argentina compiten cinco candidatos, pero la percepción general es que sólo tres tienen chances de ganar. ¿Qué ocurriría si los encuestadores preguntaran a la gente: 1) si está dispuesta a votar a un candidato, aunque según las encuestas no tenga chances de ganar; y 2) si fuera posible, ¿a quién votarían como segunda instancia? (algo que de hecho ocurriría en caso de un ballotage).

Mi corazonada, después de haber observado los debates presidenciales y haber conversado con muchos argentinos, es que, si se implementara el sistema de votación ODP, el resultado electoral sería muy diferente al que reflejan las encuestas. De hecho, pienso que con este sistema que describo hasta sería posible que un candidato con baja intención de voto logre una base de apoyo muy grande.

Qué bueno sería que algún encuestador se decidiera preguntar por el orden de preferencias de la gente encuestada respecto de los cinco candidatos y calculara el resultado según las reglas del ODP. Tal vez el ganador de la encuesta podría resultar un verdadero hallazgo.

El ejercicio permitiría proporcionar a la gente información útil en relación con el nivel de respeto y apoyo popular de los candidatos más allá de su capacidad real de ganar la elección. Sinceramente, no se trata sólo de teoría. Esa información puede resultar vital para garantizar tanto la calidad la elección como de la democracia en el país.

ExcCongresista de los EE.UU y Director del Programa de Estudios Americanos en la Escuela de Gobierno de la Universidad Austral

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/sistema-de-voto-por-orden-de-preferencias-una-opcion-para-la-argentina-nid15102023/

Comentarios
Volver arriba