Tantas veces maliciosa, esta vez la Copa Davis le dibujó sonrisas a la Argentina y Coria quiere seguir como capitán: desafío superado e ilusión 2024
El equipo argentino de Copa Davis cumplió con el objetivo: superar la presión del favoritismo en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, vencer a Lituania por el repechaje del Grupo Mundial I y asegura...
El equipo argentino de Copa Davis cumplió con el objetivo: superar la presión del favoritismo en el Buenos Aires Lawn Tennis Club, vencer a Lituania por el repechaje del Grupo Mundial I y asegurarse un lugar en los Qualifiers de 2024, la etapa previa a la fase de grupos de las Finales, donde compiten los mejores 16 países. Luego del 2-0 de la primera jornada, con los triunfos de Francisco Cerúndolo y Sebastián Báez, el tercer punto, el del dobles, definió la serie. Andrés Molteni y Máximo González, una pareja de la elite actual (son el 9° y el 10° del ranking), derrotaron a Edas Butvilas (19 años; 532° de singles) y Tadas Babelis (26; sin ranking ATP) por 6-4 y 6-3, en 1h17m. Así, la Argentina selló el cruce, aunque el score se amplió 4-0 después de la lluvia, con el debut exitoso del platense Tomás Etcheverry frente a Butvilas por 6-2 y 6-4, en 1h30m.
La Argentina conocerá a su rival de los Qualifiers 2024 el 26 de noviembre, durante la definición de las Finales, en Málaga. La competencia será el 2 y 3 de febrero, después de Australia y antes de la gira sudamericana sobre polvo de ladrillo. ¿El equipo nacional puede aspirar a recibir una de las dos invitaciones para evitar esa instancia clasificatoria, como pasó en 2019, durante la primera versión del nuevo formato, y saltar directo a la fase de grupos? Tiene los requisitos para solicitarla, pero hay otros países fuertes que también anhelan ese beneficio, como EE.UU. y España, que además posee dos ciudades como anfitrionas del torneo (Valencia y Málaga), algo que actúa como factor de presión.
El domingo próximo habrá elecciones en la Federación Internacional de Tenis y de lo que allí ocurra también dependerán muchas decisiones que se tomarán sobre el futuro de la Copa Davis. El estadounidense David Haggerty, actual presidente e impulsor del cambio de formato de la Davis en 2018 (junto con Gerard Piqué), pretende ser reelecto. Se enfrentará con Dietloff von Arnim, titular de la Federación Alemana, que anunció “un plan de diez años para restablecer el estatus” de la Davis.
Durante estas horas, en el Buenos Aires LTC, una gran parte de la atención estuvo puesta en la conducción del equipo. Guillermo Coria, capitán desde febrero de 2022, cumplió con el período planeado por la comisión directiva de la Asociación Argentina de Tenis (que él también integra; es vocal titular). Los dirigentes (Agustín Calleri, Mariano Zabaleta, Martín Jaite, Florencia Labat) deberán decidir si sostienen al Mago en el cargo el año próximo o si buscan otro apellido, como pensaron en algún momento, sobre todo después de la derrota de septiembre pasado en la fase de grupos, en Bolonia, donde enfrentó -y no supo cómo extinguir- algunas diferencias tensas de vestuario.
La capitanía de la Copa Davis en 2024 es muy codiciada. Hoy, para formar el equipo hay un abanico de jugadores jóvenes y de categoría (los tres singlistas de esta serie, más otra raqueta más experimentada que se pueda sumar, como Pedro Cachin), además de valiosas opciones para armar un dobles competitivo (Molteni, González y el marplatense Horacio Zeballos). El escenario deportivo invita a ser optimistas. Además, durante la próxima temporada se disputarán los Juegos Olímpicos de París, en Roland Garros, y el capitán tendrá el privilegio de acompañar a los tenistas al Bois de Boulogne.
En su momento, los integrantes de la mesa chica de la AAT empezaron a evaluar nombres que no hayan sido “jugadores de la Legión”. Surgieron algunas opciones. Una de ellas, la de Fabián Blengino, paradójicamente coach de Coria en Roland Garros 2004 y que este año acompañó a Guido Pella en el tour. Además, fue el entrenador que potenció a Calleri a fines de los ‘90 y principios de los 2000, y ya hizo trascender que, a los 58 años, se siente en el “momento justo” para asumir el desafío.
Antes de tomar una decisión, los dirigentes también sumarán las opiniones de los jugadores. Este fin de semana, a diferencia de las rispideces del año pasado en Bolonia, se cerró una serie positiva, con una convivencia interna saludable. En lo deportivo, Fran Cerúndolo ganó su primer partido por la Ensaladera como local, Báez mostró oficio ante un experimentado extop 50 (Ricardas Berankis) y la pareja de dobles (Molteni/González) ratificó su presente de inspiración y poderío.
Después de una deslucida capitanía de Gastón Gaudio, Coria asumió en los Qualifiers de 2022, con un 4-0 ante la República Checa, en el Buenos Aires LTC. En septiembre pasado, en la fase de grupos, la Argentina perdió contra Suecia (2-1), Italia (2-1) y Croacia (3-0); y en febrero último, ante Finlandia en Espoo, cayó 3-1. El 4-0 con Lituania es la segunda serie ganada bajo la dirección de Coria. En la Davis, el exnúmero 3 hizo debutar a Báez, Fran Cerúndolo, Cachin, Facundo Bagnis y Etcheverry.
Este domingo, después del partido de Etcheverry, Coria reunió a los jugadores y al cuerpo técnico en el centro de la cancha y les agradeció por el compromiso. Luego, con los ojos humedecidos, se presentó en la rueda de prensa y, como lo había expresado durante la semana, aventuró que desea continuar.
“Falta mucho para noviembre. Es horrible tener que esperar hasta esa fecha para saber contra quién va a jugar Argentina”, empezó Coria. Y continuó: “Me voy a tomar unos días para pensar un poco, saber si puedo seguir aportándole cosas a los chicos. A ver si…, por más que a lo mejor los dirigentes me lleguen a decir de poder seguir un año más o de que los jugadores lo pidan, quiero hablar con mi cuerpo técnico y conmigo mismo para saber si soy importante para ellos en esta etapa. Como les dije en la cancha: estos dos años fueron emotivos para mí. Me había alejado un poco bastante del circuito y volver, tener el reconocimiento de excolegas, poder hablar con Ferrero, Ferrer y encontrarme con mucha gente a la que uno también lo llena de orgullo. Ellos (por los jugadores) me hicieron sentir cosas muy emotivas. Lo principal es que uno tiene que estar convencido de que puede seguir aportando cosas. Si yo creo que ellos necesitan otra cosa, por más que me pidan, prefiero dar un paso al costado y que siga el proyecto. Pero ojalá que pueda seguir estando al lado de ellos. Voy a tener tiempo para pensar. Primero estaba preocupado por ganar esta serie”.
Coria, además, valoró haber sido el capitán con el que debutaron en la competencia Báez, Cerúndolo y Etcheverry, los mejores tres singlistas de la nueva generación argentina. “Los conozco a todos desde los ocho o nueve años. Poder estar al lado de ellos en estos primeros pasos que están dando en la Davis es un placer. Sacaron adelante una serie dura en lo emocional más que en lo tenístico. ¿Lo podrían haber hecho mejor? Sí, pero no era fácil estar en un estadio tan lleno, en una serie en la que si se ganaba no pasaba nada, pero si se perdía iba a ser bastante duro”.
Tantas veces maliciosa, esta vez la Copa Davis le obsequió un puñado de alegrías al equipo nacional. Sobre el final del domingo, los jugadores dejaron el banco, subieron los escalones de la tribuna mientras Etcheverry definía su partido y se sumaron al festejo de la hinchada, con bombo y trompeta. Coria, terminada la serie, le quitó la cámara a un fotógrafo y retrató simpáticas postales. Fue un colorido cierre para una serie en la que la Argentina, por la diferencia de jerarquía con el rival, tenía más para perder que para ganar. ¿Cuál es el futuro del equipo? El futuro es alentador.